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Catholic News Herald

Serving Christ and Connecting Catholics in Western North Carolina
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dominguez spanSaludos mis queridos hermanos de la Diócesis de Charlotte. Espero en Dios que todos ustedes estén bien y que hayan comenzado este año con gran alegría y entusiasmo.

Quise escribir este pequeño artículo para hacerles llegar mis más sinceros deseos de paz, de esperanza y de mucha fe en nuestro buen Dios.

Como muchos de ustedes saben, yo he venido lidiando con la situación de salud de mi padre, que lo ha llevado por dos veces a las puertas de la muerte y que, por voluntad de Dios ha regresado y aunque actualmente se encuentra delicado, podemos decir que está estable. Los médicos nos dicen que es una bacteria que causa infección en su organismo, pero no han podido acabar con ella.

No quiero que esto suene a que quiero la atención a mi caso y créanme que de verdad aprecio todas las oraciones que han hecho por mi padre y mi familia; sino más bien, valerme de esta situación para poner mis pies en la tierra y hablarles desde allí, pues se que muchos de ustedes viven situaciones fuertes en sus vidas.

Yo le comenté a mi mamá y a mi hermano que de nosotros dependía volver esa situación de dolor y sufrimiento en algo muy positivo, en vez de ver solo lo negativo (que a simple vista todo era negativo).

Les dije que no tenemos que desesperar sino esperar. No tenemos que renegar sino confiar en Dios y necesitamos sobre todo planear el futuro cercano y el futuro lejano.

Como en Navidad nos dijeron que mi padre ya agonizaba, tuvimos que preparar todo lo del cementerio y eso nos causó bastante dolor. Ahorita estamos arreglando algunas propiedades que están a su nombre para evitar problemas en el futuro. Y el cuarto de huéspedes de mis papás lo estamos acondicionando a que quede como el de un hospital.

La luz de la fe nos ilumina en este tiempo de sombras y la esperanza no nos ha dejado. Hace unos días, una hermana de la iglesia me mando un mensaje diciendo que ellos habían pasado por lo mismo y que ya habían transcurrido cuatro años y su papá seguía entre ellos.

Queridos hermanos, sé que en nuestro mundo estamos viviendo realidades que presentan un futuro incierto e inquietante, pero quiero decirles lo mismo que le dije a mi familia: entre más difícil y complicado se presente la situación, mayor fe, amor y esperanza debemos pedir nosotros para afrontar el reto.

Se oye todo lo que viene de las leyes de migración, se oye el descenso de trabajo, se oyen las calamidades naturales y el contagio de tantos virus que existen hoy en día.

Necesitamos aferrarnos a la idea de que nuestro buen Dios no nos deja de su mano y que estará de nuestro lado en todo momento.

Decía San Juan Pablo II que no basta rezar, hace faltan muchas cosas para el mundo mejorar, y es lo que tenemos que hacer. Los planes deben estar hechos y tomar decisiones en caso que llegue a pasar algo. Ustedes verán que al organizar las cosas y poner todo en su lugar estarán mejor preparados para afrontar el futuro que a veces se presenta incierto.

No está mal el tener un plan B, que a veces suena tan duro, como hacer la fosa para tu familiar enfermo o cambiar el nombre a las propiedades. Son cosas necesarias que se tienen que ir haciendo para prepararnos al peor de los casos.

Este año jubilar es el año de caminar en la esperanza. Dejémonos guiar por Dios, poner lo mejor de nosotros en responder a su divina voluntad y no dejarnos en ningún momento de sus manos.

En ningún momento dejemos de orar a Dios pidiendo la protección divina de sus manos y sabiduría para entender su voluntad. Y hagamos lo necesario para poder poner en acción lo que Él nos diga.

Bendiciones para todos.

El Padre Julio DomÍnguez es Vicario Episcopal del Ministerio Hispano de la Diócesis de Charlotte.