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011725 Senor de EsquipulasCHARLOTTE — Un numeroso grupo de fieles se encontraron el miércoles 15 en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe para celebrar la fiesta del Señor de Esquipulas, un Cristo negro que es venerado en la pequeña ciudad de Esquipulas, localizada al sureste de Guatemala, cerca al Departamento de Ocotepeque, república de Honduras.

La celebración inició con en procesión que recorrió los terrenos de la parroquia al oeste de Charlotte, para luego dar paso a una Misa, una hora cultural que incluyó danzas, música y la lectura de la historia de la devoción, para finalmente concluir con un compartir en el que se sirvieron deliciosos platillos típicos guatemaltecos.

Este es el segundo año consecutivo que se celebra esta devoción en la parroquia. Otto García, organizador originario de Guatemala y feligrés por muchos años de la parroquia guadalupana, dijo que pocos días después del arribo del nuevo párroco, Reverendo Marvin Navas, C.M., éste le manifestó su interés por incluir dentro de las actividades de la parroquia el mayor número de fiestas religiosas trascendentes para los feligreses. “Nos organizamos rápidamente y pudimos festejar a tiempo al Señor de Esquipulas. Celebramos aquí fechas importantes para los mexicanos, peruanos, dominicanos, colombianos, hondureños y parroquianos de otras nacionalidades”, señaló.

Antigua devoción

011725 Senor de Esquipulas 3La historia del Señor de Esquipulas comenzó en el siglo XVI, cuando los habitantes de la región, enfrentados a enfermedades y conflictos, buscaban consuelo y esperanza. En 1594, el escultor portugués Quirio Cataño fue encargado de tallar una imagen de Cristo crucificado para la iglesia local. Utilizando madera de color oscuro, Cataño creó una figura que, con el tiempo, se convertiría en un ícono de la fe católica en Centroamérica.

La imagen pronto comenzó a ser conocida por sus milagros. Se decía que aquellos que oraban ante el Cristo Negro encontraban alivio a sus penas y curación a sus enfermedades. La fama se extendió rápidamente y atrajo peregrinos no solo de Guatemala, sino también de otros países.

Uno de los milagros más famosos ocurrió en el siglo XVIII, cuando una epidemia de viruela azotó la región. Desesperados, los habitantes de Esquipulas organizaron una procesión con la imagen del Cristo negro, rogando por su intervención. Según la leyenda, la epidemia se extinguió poco después, y la ciudad fue salvada.

En 1759, la pequeña iglesia, que se había convertido en santuario, dio paso a la construcción de una hermosa basílica de arquitectura barroca que cada año, el 15 de enero, recibe a miles de fieles de todo el mundo que se reúnen para celebrar la fiesta del Señor de Esquipulas, en una muestra de fe y devoción que ha perdurado a lo largo de los siglos.

Testigo de la fe

011725 Senor de Esquipulas 2García dijo ser testigo de excepción de la muestra de la poderosa fe que se manifiesta durante las festividades del Señor de Esquipulas en Guatemala. “Viajé, estuve allí y pude ver como los peregrinos se hincaban de rodillas para subir de esa manera las gradas por las que se llega hasta la basílica. Escuché testimonios de gente que había recibido sanación física y regresaba cada año para agradecer con su presencia las gracias recibidas”. También, añadió que pudo ver las hermosas artesanías que elaboraban personas con severas discapacidades físicas.

“Pero, lo que más me impresionó, fue ver la alegría en sus rostros, la amabilidad con la que trataban a la gente. Me hizo pensar que muchas veces nosotros aquí, en Estados Unidos, nos quejamos todos los días por pequeñas cosas, por nada, y, a veces, renegamos a Dios porque no nos ayuda. Y estas personas todo lo agradecían, hasta lo más pequeño”.

La devoción al Señor de Esquipulas no se limita solo a Guatemala. En países como México, El Salvador y Honduras, también se rinde homenaje al Cristo Negro. En muchas comunidades, se han erigido réplicas de la imagen, y se celebran festividades en su honor.

Hoy en día, el Señor de Esquipulas, sigue siendo un símbolo de esperanza y fe en tiempos de dificultad para millones de personas. Es también un ícono de la identidad cultural guatemalteca que fomenta la unidad y solidaridad de todos los pueblos centroamericanos.

El Papa Juan Pablo II, en su viaje apostólico a Guatemala en febrero de 1996, concluyó su homilía ofrecida en la Misa celebrada en la explanada ‘Valle de María’ de Esquipulas con estas palabras: “El Santuario de Esquipulas nos invita a la adoración de la Cruz de Cristo como signo de nuestra salvación, en la cual el hombre, junto a Cristo, alcanza la victoria sobre el pecado, sobre Satanás y sobre la muerte, para participar, junto con Él, del amor del Padre eterno”.

— César Hurtado