CHARLOTTE — Un vibrante crisol de católicos negros procedentes de Camerún, Estados Unidos, Congo, Togo, Guinea, Nigeria, Senegal, Liberia y el Caribe llenó la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación, reanudando la celebración de la Misa ‘Harambee’, después de una pausa de cinco años.
La mañana del domingo 29 de diciembre, los católicos negros de Nuestra Señora de la Consolación celebraron la Fiesta de la Sagrada Familia, al estilo ‘Harambee’, juntos como una gran familia africana conectada. ‘Harambee’ significa ‘todos juntos’ en swahili.
El Padre James Kueh Kang, quien presidió la Misa y es nativo de Camerún, intencionalmente la programó justo antes de Año Nuevo para comenzar una temporada de unión en el próximo año jubilar. Anteriormente, Nuestra Señora de la Consolación celebraba esta Misa cada quinto domingo del mes, pero durante la pandemia de COVID-19 se suspendió. El Padre Kang y los feligreses creen que es el momento de restablecer esta costumbre.
Tony Barnett, presidente de la Comisión Litúrgica, quien ayudó a organizar la Misa, dijo que la gran variedad de miembros “representan no solo a África continental sino también al Caribe, y es importante para nosotros incorporar sus valores y culturas y que pongamos eso en el contexto del culto católico. ‘Harambee’ es una forma de mezclar las culturas”.
Durante la procesión de entrada, los feligreses cameruneses bailaron detrás de los Padres James Kueh Kang, Yves Ilapi Kennedy y el Diácono Curtiss P. Todd, al ritmo de tambores y vistiendo túnicas de fieltro negro tejidas con patrones de oro, verde y rojo.
La procesión del ofertorio entregó más que vino y pan. Hubo más de 20 minutos de alabanza, y todos los países presentaron sus propias ofrendas monetarias, suministros de papel, agua y alimentos en cestas decoradas con telas con el color de la bandera que representaban a cada país. “El orgullo y la alegría que surgieron de todos los grupos mientras hacían su ofrenda fue simplemente encantador”, dijo Toni Tupponce, presidente de la Comisión de Cultura Negra de Nuestra Señora de la Consolación.
Bliloh Mabwe, con un pañuelo azul y blanco en la cabeza, signo que es de Liberia, dijo: “Me recuerda a mi país. Me lleva la mente a casa. Me dan ganas de estar allí”.
Irene Musongong, de Camerún, quien llegó desde Carolina del Sur, dijo: “Hoy es el Día del Domingo de la Familia, así que lo celebramos como una familia. Todas las diferentes tribus de
África se están uniendo. Esta Misa es muy buena. Tenemos una cultura diversa y esto nos une”.
Las Misas en francés ofrecidas por el Padre Kennedy y el Padre Kang cada tercer domingo atraen a muchos católicos africanos de países francófonos a Nuestra Señora de la Consolación, eliminando la barrera del idioma y creando un sentido de comunidad. Muchos feligreses han encontrado un nuevo hogar en la parroquia, viajando desde diferentes condados e incluso cruzando la frontera estatal para estar presentes.
Una vez concluida la Misa, los feligreses sirvieron platos tradicionales afroamericanos, de África continental y el Caribe, elaborados con recetas familiares. Mientras comían, los miembros de la iglesia compartieron algo que todos tenían en común: sus historias de inmigración.
“Todos los dones que recibimos y que ofrecemos a Dios provienen de nuestros antepasados que provienen de África continental, pero aquí en los Estados Unidos nuestros antepasados provienen de la esclavitud. Todos estamos conectados desde la misma raíz, y eso es lo que estamos tratando de decir a través de ‘Harambee’, dijo Tupponce, quien, junto con su madre, eran los únicos afroamericanos en una iglesia mayoritariamente católica polaca. Hoy disfruta de la capacidad de ser auténticamente negra y católica en Nuestra Señora de la Consolación.
Cindy Gardin, que se vistió con los colores afroamericanos de la liberación: el rojo, que representa la sangre de sus antepasados; negra, que representa a su pueblo; y verde, que representa el potencial de todos los afroamericanos, en honor a la Misa, señalo: “’Harambee’ significa ‘unirse’, los cameruneses tienen su propia Misa y los francófonos tienen su propia Misa, ahora estamos todos aquí juntos, y prefiero que sea así”.
— Lisa Geraci