Es un tiempo especial de preparación espiritual para el nacimiento de Nuestro Divino Redentor.
Inicia el fin de semana después de la festividad de Cristo Rey del Universo, dando comienzo al nuevo año litúrgico.
La Consagración de la Familia o de cada persona al Inmaculado Corazón de la Virgen María es medio eficaz para la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús.